Dominique Wilkins fue mi primer gran idolatrado y, por extensión, los Atlanta Hawks. Era el equipo más espectacular del momento, cuando el Este dominaba la liga. Gente como el propio Wilkins, Kevin Willis, Doc Rivers, Spud Webb, el tirador Randy Wittman... hicieron buen baloncesto durante 3-4 temporadas pero nunca pasaron de semifinales. Recuerdo que un incipiente Michael Jordan era ídolo de muchos. Su mito se inició el día en que Larry Bird lanzó la mítica frase de "esta noche Dios se ha disfrazado de Michael Jordan" tras los 61 ptos del de Brooklyn en el Boston Garden (primera ronda playoffs).
En la temporada 87-88 se produce un traspaso en la NBA que me provoca curiosidad y seguimiento. Un rookie procedente de University of California es traspasado a los Suns desde Cleveland a cambio de Larry Nance y Mike Sanders. Nance fue el ganador del primer concurso de mates de la NBA (derrotó a Julius Erving) y era una estrella mientras que Sanders era un buen jugador de equipo. El jugador en cuestión era Kevin Johnson -YoYo Johnson le llamaba Trecet- quien llegaba a un equipo desgarrado por problemas de drogas en algunos jugadores como la superestrella Walter Davis o el novato William Bedford..., estrellas que iban en decadencia como Alvan Adams y gente desaprovechada (Jeff Hornacek, James Edwards). Junto a él llegaban dos currantes, el alero Tyrone Corbin y el rocoso pívot bajo Mark West. Este equipo me dio pena y decidí prestarle atención. Además, la figura de Kevin Johnson empezaba a hacerse grande casi desde el primer día en Phoenix.
Todavía seguía siendo de Atlanta pero la atracción hacia los Suns iba in crescendo hasta que llegaron a Atlanta Moses Malone y Reggie Theus. Aquel equipo necesitaba jugar con tres balones y cayeron en primera ronda ante los Bucks cuando tenían equipo para jugar la final del Este. En aquella temporada acabé decantándome por unos Suns que explotaron con la primera temporada completa de Johnson al frente del equipo.
How I'd Fix the Sixers
Hace 3 días
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